Hasta el sábado pasado, yo no tenía ni idea de quién era Carol Kaye. Y sin embargo, llevo toda la vida escuchando sus líneas de bajo. Mi primera reacción es pensar «Qué extraño».
Mi segunda reacción es sentirme bobo: si es posible borrar de los grandes premios de la ciencia o la arquitectura al 50% de las responsables de esos logros, ¿cuánto les costaría a las historias del pop el ignorar a la mejor bajista de la historia del pop?
