Deep Cuts: una lista

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Ryuichi Sakamoto: que el muzak no le arruine una buena comida.

Hace unos días leí un artículo que contaba cómo Ryuichi Sakamoto escribió un mail al chef de su restaurante favorito para expresarle su amor por su cocina y su respeto por su arte, pero también su odio a la música que se veía forzado a escuchar de fondo durante la degustación. La dieta sonora consistía en palabras del propio Sakamoto en standards de jazz puestos al tun-tún, melodías de piano aburridas y canciones pop brasileñas horribles, según el gusto del japonés.

Puesto en la disyuntiva de dejar de ir al restaurante  o hacer algo, Sakamoto hizo lo que cualquiera en su lugar: ofrecerse a compilar gratis listas de música para el establecimiento. Y en efecto, desde hace unas semanas los clientes del restaurante pueden comer arropados por el sonido escogido por el célebre músico, quien me apresuro a aclarar que no ha incluido ni una sola composición propia en la lista.

El artículo seguía discutiendo los «problemas» que tiene esta clase de negocios chic, dirigidos a elites culturalmente sofisticadas que no se conforman con un hilo musical intrascendente, sino que quieren hacer de su visita al restaurante una experiencia sensual completa. Como explicaba Sakamoto, no es que la música fuera mala en sí misma, al menos no toda, sino que eran temas manidos en la cultura de los restaurantes, composiciones musicales que de tan escuchadas acaban siendo irritantes. Y así es que el periodista explicaba que muchos responsables de restaurantes hipster se curran su selección musical tirando de lo que los anglosajones llaman «deep cuts».

El primer corte no siempre es el más profundo

Deep cut (corte profundo en traducción literal) es una expresión chula. Su origen está en los «cortes» de un disco de vinilo que pasaban desapercibidos en una primera escucha porque estaban rodeados de temas más brillantes o llamativos, los que salían editados como singles y eran pinchados en la radio, y por eso ya eran familiares para los oyentes cuando compraban el disco. Los deep cuts estaban ocultos en el interior de los discos y había que cavar hondo en sucesivas escuchas hasta sacarlos a la luz, como piedras preciosas robadas a la tierra.

No estamos hablando de temas de relleno, de los que se metían (y meten) en los álbumes para alcanzar la duración mínima que justifique la clavada que las discográficas siempre nos quieren colar. No, un deep cut es una buena canción que no ha tenido su momento al sol, pero que está ahí, esperando una reedición, una aparición en la banda sonora de una peli o un anuncio, o una versión de algún/a artista de moda que atraiga la atención sobre el original.

Supongo que el concepto deep cut está tan asociado con el viejo modelo de negocio de la industria musical que puede que tienda a desaparecer, ahora que el consumo se hace más por listas en streaming que por álbumes… o tal vez no. Quizá en adelante los deep cut sean esas canciones que aparecen en las listas al lado de los temas más obvios, o que el algoritmo de Spotify o lo que sea que escuchemos nos cuela un poco porque sí, y nos alegra el día.

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Nadie hacía puto caso a mi tema A Little Less Conversation hasta que llegó un drogadicto y lo remezcló.

Los artistas prolíficos son más propensos a contar con deep cuts potentes. Salvo que sean demasiado populares, claro. Lennon y McCartney presumían de haber compuesto cientos de canciones antes de grabar su primer LP, pero uno de los shocks que produjo la salida del Anthology fue constatar lo poco que quedaba realmente inédito de su producción. Los Beatles son un grupo casi inmune a los deep cuts: Su repertorio está tan machacado por ediciones y reediciones que es difícil encontrar canciones realmente poco conocidas. Con la excepción quizá de alguna en el Album Blanco.

Lógicamente, para los fans acérrimos de una artista o grupo, no existen los deep cuts: Si te apasionan los Rolling Stones, te sabes de pe a pa el cancionero de Exile on Main Street, incluidas las rarezas recuperadas en las reediciones. Si, como es el caso aquí, idolatras la producción del Bowie de los 70, Hunky Dory no tiene secretos para ti, e incluso estás dispuest@ a admitir que cuanto más escuchas Pin Ups, más sentido le encuentras a las canciones.

La idea del ‘deep cut’ tiene un puntito snob, también hay que decirlo, porque implica que un@ ha descubierto algo que para otr@s sigue oculto, porque no tienen el disco, porque no son tan fans como tú, o, ejem, en fin, porque no tienen un gusto tan refinado como el tuyo. Cuando ves una peli de Wes Anderson o Lynne Ramsay y descubres que ha utilizado ESA canción que tanto te gusta y que creías un tesoro oculto exclusivo para ti, pues bueno, se te hincha un poco el ego, y a la vez se te desinfla, porque todo el mundo pensará que también tú la descubriste allí.

Pero lo realmente divertido es lo contrario, cuando descubres un tema de alguien a quien creías conocer bien, o no tanto, y te deja boquiabiert@ y con ganas de escuchar más. O cuando ves una película y oyes una canción, y la voz te suena, pero no acabas de ubicarla, y casi te sales de la historia y hasta te molesta que ésta no vaya más de prisa, porque quieres llegar a los rótulos de crédito finales y descubrir de quién es esa canción que tanto te ha gustado…

Y como he caído en la cuenta de que aún no he publicado ninguna lista tipo «10 razones por las cual hacer blogs es viejuno»,  o «7 razones por las que comprar dvds te data más que la técnica del Carbono 14», os dejo aquí mi lista de 10 deep cuts favoritos de siempre… No son necesariamente canciones poco conocidas… sino canciones que me sorprendieron en su momento.

En el número 10…

Fuera de King Creole, no hay ninguna razón objetiva para que exista en nuestro continuum espaciotemporal la filmografía de Elvis Presley… salvo por esta pelea de gallos entre el rey del Rock y el idioma español… que perdió ignominiosamente el primero.

Como en Rocky, el muchacho lo dio todo en el combate, pero perdió por puntos. Y comas. Y jotas y erres.
Por supuesto jamás he visto esta película, pero sabía de esta versión gracias al Ambigú de Diego Manrique

En el número 9…

Si habéis clickado en el enlace de arriba ya habréis descubierto que siento debilidad por este viejo tema del menor de los Davies en el disco que traía la para mi gusto sobrevalorada Lola… Pero es que esta versión de Lucius me gusta tanto como la original.

En el número 8…

Needles and Pins fue una canción compuesta por Jack Nitzsche y Sonny Bono, el de Sonny and Cher, o quizá por ellos y Jackie De Shannon, según la versión de ella por la cual ellos la habrían dejado fuera de los créditos, lo que suena verosímil dado lo ratas que han sido siempre en la industria musical, y no digamos hacia las mujeres. La versión más conocida es de The Searchers, un grupo de Liverpool que por unas semanas pareció que serían los nuevos Beatles, pero acabaron siendo los viejos The Searchers, abonados al circuito nostalgia.

Bien, no hay nada de deep cut en este clásico de los 60, pero hace unos años los hermanos Dardenne rescataron una versión en francés de la canción, interpretada por Petula Clark, y el toque galo, que otras veces es letal para el pop, aquí le da una vida nueva al viejo tema.

Ayuda mucho lo bien metida que está la canción en la película, un drama laboral de los que suelen rodar los belgas, en el que la tuerca da vueltas y vueltas aumentando la presión de la protagonista, pero entonces una canción que suena en la radio consigue durante dos minutos cincuenta y siete segundos aportar un toque de levedad y esperanza al relato.

En el número 7…

Ya no escucho mucho radio 3… ni ninguna otra radio para el caso, y es una pena, porque anda que no hay canciones y artistas que he descubierto escuchándola. Esta canción la descubrí en la Flor de pasión de Juan de Pablos. Bobby Fuller es un artista tejano hoy en día muy olvidado, salvo para los amantes del rock’n’roll clásico  y los fans de las pelis de animación de Wes Anderson. Como su héroe Buddy Holly, Fuller murió a una edad ridículamente temprana, en circunstancias no del todo esclarecidas, y aun así dejó un buen puñado de canciones grabadas, propias y versiones de otros, que suenan a guateques sesenteros en la playa, rodados con perfecta simetría. En formato académico, claro.

En el número 6…

Yo la tengo es un grupo que lleva más de treinta años siendo fiel a sí mismo. Esto no siempre ha jugado en su favor. He sido fan a rabiar de la banda durante años y he dejado de serlo otros tantos. Dejaba pasar un par de discos sin escuchar, y cuando volvía a ellos seguían sonando como siempre, lo que a veces era un poco desalentador. Pero siempre acabo volviendo a ellos.

Los propios Ira Kaplan, Georgia Hubley et cie. son unos adictos a los deep cuts. Durante años participaron en un programa de radio de una emisora local donde a cambio de una donación para la cadena versionaban en formato minimal canciones que les pedían los oyentes, y como la gente es cabrona, a veces tenían que tocar canciones, digamos, menos obvias. y en sus discos se han ido colando temas raros de artistas más o menos conocidos, como The Only Ones o Sun Ra.

Fakebook (Sí, FaKebook) fue uno de los discos más populares de su primera etapa porque aparcaron el ruido experimental y llenaron un vinilo de canciones preciosas, suyas y de otra gente. Es un disco tan rico que me ha ido proporcionando deep cuts durante años, porque volvía a escucharlo y descubría otra y otra canción en la que no me había fijado nunca lo suficiente. Did I Tell You no es un  Deep Cut para los fans de la banda. La propia banda la grabó en dos versiones diferentes y aparecía en el recopilatorio Prisoners of Love, lo que demuestra su popularidad. Pero durante años me pasó desapercibida comparada con Here Comes my Baby, Griselda o The Summer. Podría hacer toda una lista de 10 deep cuts solo con los temas de Fakebook

En el número 5…

Como diría Juan de Pablos, no me resisto a poner otro tema que también aparecía en Fakebook

John Cale es junto a Maureen Tucker el último superviviente de lo que fue la Velvet Underground1. Y no estaría mal que le hiciéramos un poco más de caso antes de que se nos vaya él también. Cale no era sexy como Nico ni Destroyer como Lou Reed. No hay anécdotas jugosas sobre él y conciertos y picos de heroína ni nada de eso. Siempre pareció el buen chico entre los otros salvajes, quizá porque tocaba la viola y tal, que no es el instrumento más rockero de la historia, pero la imagen es injusta, porque de hecho Cale era el más vanguardista del cuarteto, y el que empujó más hacia lo experimental, y en palabras de la propia Tucker, cuando Reed logró echar a Cale de la Velvet, la música perdió un punto de locura y se hizo «más normal».

Bien, yo no soy para nada fan de Cale, así que no voy a fingir conocer su obra. Para mí esta canción fue un verdadero deep cut porque hasta que no la oí tocada por Yo la Tengo no tenía ni idea de que John Cale hacía en solitario canciones tan bonitas…

Hay una versión chula de Annabelle Lord-Patey, la hija de Mary Lou Lord, y en el fondo admito que me gusta más la de Yo la Tengo, pero aquí voy a ir con la original…

En el número 4…

Es embarazoso, pero esta canción la conozco por un viejo anuncio de colonia de los años ochenta. Sonaba apenas diez segundos y yo me quedaba hipnotizado. ¿Cómo era posible que una colonia tuviera una banda sonora tan increíble? Años más tarde ya se volvió habitual que la agencias publicitarias rastreasen los catálogos de l@s artistas más cool del momento para promocionar sus productos de mierda2, pero en aquel entonces todavía era raro.

Bueno, saltamos unas cuantas décadas y de alguna manera vuelvo a escuchar la canción. Creo que la redescubrí buscando información sobre las sirenas en internet, para una cosa que (años después) estoy escribiendo. Ahora ya sé que es de Tim Buckley, uno de esos artistas que aparecen en todas las historias de la música pop, y sin embargo es raro que escuches en un bar. Su malogrado hijo y su omnipresente versión del Hallellujah de Leonard Cohen ha hecho que Tim sea ahora el deep cut de la familia Buckley. Pero el padre tiene temas imperecederos por derecho propio y Song to a Siren es uno de ellos.

Sin embargo, aquí no acabó mi búsqueda: ¿cuál era la versión que sonaba en el dichoso anuncio de colonia? Aquí es donde intervino Spotify, con la facilidad que da para comparar varias versiones hasta dar con la correcta. Incluso cuando la identifiqué me costó encajar lo que escuchaba con el recuerdo sonoro que tenía. La mente hace cosas raras con las cosas que vemos y escuchamos.

En los primeros ochenta lo más sofisticado que yo escuchaba era The Smiths, lo que explica que para mí pasara desapercibida una banda como ésta. Con 4 millones de reproducciones en youtube, tiene delito llamar a esto un deep cut. Pero lo fue para mí.

En el número 3…

Elvis Costello sin duda está en el Hall of Fame de los deep cuts, simplemente porque ha grabado tanto material que es prácticamente imposible tenerlo todo en la cabeza. Salvo que seas un completista obsesivo, al repasar sus discos tienes que reparar en canciones en las que no te habías fijado hasta entonces. Tomemos por ejemplo el que él mismo ha llamado su peor album, Goodbye Cruel World

Nah, es broma, Goodbye Cruel World no está tan mal, pero teniendo cualquier otro de los suyos a mano, sería masoquista buscar un deep cut ahí. Bueno, tomemos por ejemplo Almost Blue, el disco de versiones de country que nadie le había pedido, y que publicó con los Attractions en 1981. En la cara b del single con su versión de Sweet Dreams incluyó una «murder ballad» original de Leon Payne, el artista country que compuso la monumental Lost Highway de Hank Williams.

Ya en el número 2…

The Decemberists son una banda consagrada en el circuito de rock independiente estadounidense, gracias a sus melodías con fuerte influencia del Viejo Mundo, sus letras tan literarias y el peculiar timbre de voz de su cantante, Colin Meloy.

Sin embargo Meloy estuvo primero en una banda de su nativa Montana (¡un saludo a los fans de Dead Letters, si queda alguno por ahí!) llamada Tarkio, que, la verdad, no se comió un colín en su momento. Y es una lástima, porque tenían canciones muy buenas.

…Y en el número 1…

En los setenta era demasiado pequeño y en los ochenta demasiado modosito para conocer a David Bowie. La primera canción suya que recuerdo escuchar es ésta que versionean Papercranes, la banda de una de los deep cuts de la célebre familia Phoenix , y me gustó lo suficiente como para grabarla en mi primera cassette. También recuerdo ver portadas de sus discos en la vieja tienda Discoplay de la calle Correo, en Bilbao, y quedarme tan horrorizado que pasé de largo la estantería por miedo a corromper mis ojos. No estaba preparado para algo como Diamond Dogs.  Creo que aquel día compré con el dinerito que me dio mamá un disco de los Beatles. Help!, si no recuerdo mal. Tuve que cumplir los 18 para engancharme a su música y su estética, pero es que siempre he llegado tarde a todo.

Podría buscar alguna del Bowie del siglo XXI, que no seguí con tanto entusiasmo como sus etapas anteriores, pero qué gracia tendría eso. En este caso he optado por tirar por la acera de en medio y buscar una versión que te redescubre una canción que tenías machacada. Y el cut se vuelve una vez más deep.

Y esto es todo por esta semana. Gracias por escuchar. Si os apetece, podéis contarme vuestros deep cuts favoritos en los comentarios.


NOTAS:

1 Siempre me ha hecho gracia la españolización castiza de algunos nombres de grupos extranjeros, como ‘los Rolling’, los Judas o La Velvet… Probablemente una traducción correcta del nombre de la banda ideada por Andy Warhol no tuviera el género másculino, pero teniendo en cuenta la metáfora sexual del título de la novela de donde sacaron el nombre y el componente ambiguo de la música de la banda, un@ tiene que admitir que La Velvet solo puede ser LA Velvet.

2 Leí no sé dónde que algún jefe de agencia publicitaria se choteaba con mucho cinismo de que solían encargar a sus jóvenes y explotados becarios la selección de temas guanchis… presumiblemente porque ellos se habían quedado en el sorbito de champán de Juan Pardo…

3 Las fotografías están sacadas de Wikipedia, donde consta que están sujetas a licencias creative commons o pertenecen al dominio público.
La foto de David Bowie fue tomada durante un concierto de su gira Diamond Dogs, el 5 de julio de 1974. El fotógrafo es Hunter Desportes.
Las entradas de Elvis Costello corresponden a un concierto suyo celebrado el 30 de abril de 1987. El autor del escaneado es un colaborador de Wikipedia de apodo Chicagoish.
La foto de Ryuichi Sakamoto fue tomada por Joi Ito el 13 de julio de 2007.
La foto de Elvis Presley fue publicada en el número de junio de 1958 de la revista Modern Screen. No consta el nombre del fotógrafo.

Y en el número 0….

¡Ah-ja-ja-jaaa! Si habéis bajado hasta aquí habéis descubierto la canción oculta en el CD…  Pues sí, esa característica tan guay a la par que irritante de los CDs me sirve de excusa para añadir una canción más a la lista. Let’s Dance es probablemente la canción más popular que grabara Bowie, si solo miramos las ventas de discos. Si hay una canción de Bowie quemada por repetidas escuchas, ésa sería Let’s Dance. Lo que hace aún meritoria la reinvención a cargo de M. Ward, que consigue que suene como una tema de Neil Young en su época Harvest.… El vídeo, no oficial, es obra de un director sueco llamado Dan Anders Carrigan.

3 comentarios sobre “Deep Cuts: una lista

  1. «lo que cualquiera en su lugar» Jajaja… Sï. Es verdad. Todos vamos dando listas musicales en aquellos establecimientos donde la música no nos convence. Supongo que va por orden de petición y por eso pasarán décadas hasta que podáis escuchar las mías en los restaurantes de alto postín. En fin…
    Y lo de «ni una sola composición»… ¿Qué pasará cuando los comensales digan que preferían la mier.. eh la música que sonaba antes porque al menos no tenían que escucharla?
    «Come, cariño..:» «No puedo. Este momento de este tema es tan bonito que me he quedado traspuesto/a». Sakamoto quiere hundir el negocio.

    Lo de Guadalajara no es un «deep cut». Eso es una venganza. Para que luego digan de lo de Príncipe Gitano.

    Me creo lo de que a Jackie la dejaron fuera de los créditos. Porque ella ha compuesto otras igual de buenas o mejores que esa. Petula canta muy bien. No sé si pronuncia igual. Y la versión es chula, es verdad. También es casualidad que hoy he estado escuchando un disco de éxitos de Jackie.
    La de Bobby Fuller la conocía…pero no sabía que era de él. Así que…

    Si el hecho de que tenga millones de reproducciones hace que ya no sea un deep cut.. ningún tema que consideraba que pudiera serlo, lo es realmente. ¿Lo sería Hey, bulldog? El mejor tema de esa banda sonora, y no suele figurar en los recopilatorios de éxitos (sí en uno de rock’n roll)… ¿quién no conoce ese tema si se ha interesado mínimamente por ese grupo de Liverpool que no eran los famosos Searchers? ¿lo sería I’m down que era la cara b de Help y que Mano Negra tocó en un concierto en directo? El Album Blanco fue el disco que más se vendió de los Beatles. Así que yo diría que igual solo Revolution 9 es un deep cut porque no lo llegó a escuchar todo el mundo…o no lo hacen ahora (jajaja)
    Y si pusiera un tema como No time this time de Police estaría un poco en lo mismo.

    ¡Hola!

    La del otro Elvis suena muy bien. Pero a mí me gusta Costello, así que no sé…

    Y prefiero la original de Bowie. Esta que has puesto tú seguro que sonaba en el restaurante antes de que llegara Sakamoto.

    Hacer una lista de canciones que me gustan y no son conocidas sería interminable. Igual hago entrada en el blog.. Pero por no meter ninguna y como fan de los melenudos.

    Creo que podemos decir que de los Beatles no hay nada en plan deep cuts (no tienen una discografía tan extensa como la de ¿los? Stones, pero lo de ellos en solitario es otro cantar.

    4) Una de Ringo que me gusta y no es ni single ni exito ni nada por el estilo. Me encanta ese sonido retro spectoriano
    https://www.youtube.com/watch?v=zgbJkBmBEW8 (solo cinco mil y pico reproducciones)

    3) Esta sonaba al final de una peli de los Monty que produjó George, claro. Y sonaba muy bien

    2) Paul tiene también tiene muchos «deep cuts» ya solo por todo lo que tiene. Esta era la cara B de un single que en mi opinión era mucho mejor que su cara A (aunque también estuviera bien y lo usaran para la vuelta ciclista): https://www.youtube.com/watch?v=BBenNlNGIn8

    1) Y acabamos con una de John que nunca figura entre sus éxitos y no es de las más conocidas de él, pero a mí siempre me ha chiflado https://www.youtube.com/watch?v=HlsrJ7TQ2uo

    Un saludito.

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