
INT. SALA - DÍA
Dos HOMBRES vestidos con ropajes de la antigua Grecia sentados uno frente al otro, separados por un pesado escritorio de mármol. El más joven, sentado tras el escritorio, sostiene un PERGAMINO en su mano.
EJECUTIVO
¡Tu guion es la bomba, Sófocles! Tiene todos los elementos que nuestro departamento de marketing adora: sexo, violencia, filosofía, chistes…
SÓFOCLES
Es una tragedia. No tiene ningún chiste.
EJECUTIVO
Sí, es una tragedia, pero no tiene por qué ser deprimente, ¿verdad? Y ya que estamos, te pregunto… ¿Es necesario que se arranque los ojos al final?
SÓFOCLES
¿Cómo no va a arrancarse los ojos? ¡La historia es así! ¡Todo el mundo lo sabe!
EJECUTIVO
Exacto: ya se lo esperan. Por eso tenemos que llevar la escena hacia otro lado, y sorprenderlos.
SÓFOCLES
¿Sorprenderlos? La historia original tiene casi mil años. ¿Cómo vamos a sorprenderlos?
EJECUTIVO
¡Me alegro de que lo preguntes! Le hemos dado muchas vueltas, y creo que tenemos la solución ¿Preparado? Allá va: piratas.
SÓFOCLES
¿¿Piratas???
EJECUTIVO
Si metemos unos piratas llegaremos a dos cuadrantes más. Tenemos datos.
SÓFOCLES
¡Pero no hay piratas en la historia!
EJECUTIVO
¿Cómo lo sabes? ¿Estabas tú allí? Piénsalo: El tío se siente culpable, se siente… asqueado con lo que ha hecho…. y decide que la única salida viable es irse a donde nadie le conozca y meterse a pirata.
SÓFOCLES
¡Esto es absurdo! ¡En la vida me han insultado de este modo!
Sófocles se levanta para marcharse.
EJECUTIVO
Vale, vale. Tú eres el genio. Queremos respetar tu visión al cien por cien. Venga, hombre, siéntate. ¿Quieres un agua?
El ejecutivo aprieta un botón. Se abre un armarito bajo el escritorio y un NIÑO con un COLLAR de ESCLAVO alrededor del cuello sale corriendo de la habitación.

A regañadientes, Sófocles se vuelve a sentar. El ejecutivo vuelve a tocar el pergamino sobre la mesa.
EJECUTIVO
¿Qué más te puedo decir? Tu guion es perfecto. No hay que cambiar una coma.
Sófocles parece relajarse. El joven ejecutivo le mira sonriente.
EJECUTIVO
Sólo tengo una duda. ¿Vale? Una chorradita de nada: ¿De verdad es necesario que ella sea su madre?
Sófocles mira fijamente al ejecutivo. Sin decir palabra, guiña un ojo y cae al suelo inconsciente.
Vuelve a entrar el niño esclavo, con una pequeña ÁNFORA de agua. El niño se detiene junto al cuerpo de Sófocles y le mira, desconcertado.
El ejecutivo se levanta, coge el ánfora de manos del niño y arroja el agua a la cara de Sófocles. El hombre en el suelo no se inmuta. El ejecutivo suspira. Mira al niño.
EJECUTIVO
Ve a buscar a Aristófanes. Pregúntale si estaría disponible para reescribir un guion…
Todas las imágenes son de dominio público o tienen licencia Creative Commons.
El joven caballero que comparte cabecera con Sófocles es Irving Thalberg, el joven productor que durante los años que supervisó las películas de la Metro Goldwyn Mayer influyó en el negocio del cine casi tanto como Steve Jobs en el de los ordenadores. A Thalberg le rodea un aura de genio infalible, que convertía todos sus proyectos en grandes éxitos. En años recientes han aparecido artículos que matizan un poco esa versión, y sugieren que con Thalberg sucedió un fenómeno de mitificación similar al de James Dean, Marilyn Monroe y otros iconos del cine muertos jóvenes. En pocas palabras, no tuvo tiempo de conocer el fracaso.
Thalberg subió el nivel medio de calidad de las producciones de la Metro, pero el precio puede haber sido promover la estandarización y dejar fuera la singularidad de algunos talentos creativos. Caso en cuestión: los Hermanos Marx. Thalberg domó las tendencias anárquicas de los Marx y dotó a las películas que hicieron para la Metro de tramas coherentes y subtramas amorosas con chico y chica guapos. El éxito comercial de esos títulos fue muy superior al de todo cuanto habían hecho hasta la fecha. Incluso Groucho consideraba esas películas mejores que las otras.
Yo tengo mis dudas. Y tod@s cuant@s prefieren Sopa de ganso a Una noche en la ópera también.
Tu guion me hace reflexionar. Intentare leer mas cosas de las que publiques. Me gusto lo poco que lei.
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Muchas gracias, Loli. Encantado de tu visita.
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Qué bien se desmaya Sófocles, Angel, lo veo, lo veo guiñar y caer…
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Es que tiene muchas tablas, JK…
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